Miami.- Ya pasado el primer mes de temporada del béisbol de
las Grandes Ligas, la fanaticada del sur de la Florida ha leído, escuchado y
visto las novedades de la nueva sede de los Marlins de
Miami, el Marlins Park.
Por un lado está la hermosa
infraestructura instalada en la zona conocida como la Pequeña Habana, una de
las zonas más deprimidas económicamente de toda la ciudad. El estadio es definido
por el propietario de los Marlins, Jeffrey Loria como “una galería de arte que
se convierte en una cacofonía de diversión”, inspirada en la obra del español
Joán Miró y que cuenta con piezas artísticas dentro y fuera de su estructura,
la cual contrasta con las calles que la rodean.
Durante el invierno, el equipo llevó a cabo una intensa
campaña de mercadeo para que los fanáticos compraran por adelantado sus boletos
en planes de 81, 40 y 20 juegos, y de acuerdo con comentarios de miembros de la
directiva “la respuesta fue sumamente satisfactoria”, esto hablando en términos
tanto de clientes corporativos como de fanáticos individuales.
En la presente temporada, los peces han llevado oficialmente
337 mil 494 fanáticos a su nueva sede, un promedio de 30 mil 681 por cada uno
de los 11 encuentros que han llevado a cabo como locales, una diferencia de
casi 7 mil asientos no comprados por cada juego de acuerdo con la capacidad del
estadio.
Esto ubica a los peces en el puesto 13 de todas las Grandes
Ligas, encabezado por los Phillies de Philadelphia, quienes promedian 45 mil
409 boletos vendidos como locales.
Esta cifra se hace pública basada en la cantidad de boletos
vendidos para cada fecha, es decir, que no es contrastada con el ingreso real
del fanático al Marlins Park, lo que indica que esos números pudieran ser un
poco menores, y esto se ha evidenciado durante los juegos.
Sin embargo, la directiva del equipo está complacida con la
respuesta de la fanaticada, incluso con el apoyo recibido luego de las
polémicas declaraciones del mánager Oswaldo Guillén en relación sobre su
percepción sobre Fidel Castro, momentos en los que se especulaba que la
asistencia iba a disminuir considerablemente, pero que no fue así.
Loria había indicado antes del inicio de la temporada que
pese a las críticas sobre el nuevo parque, las cuales se hicieron sobre las
dudas en torno al origen del dinero para pagar la obra, que lo se buscaba no era
“una buena luna de miel, sino que buscábamos un buen matrimonio (con la
comunidad)”, indicó.
Un detalle recién descubierto
Quizás el blanco de las críticas al Marlins Park sea el
acceso, el estacionamiento o las diferencias en la opinión pública en torno al
aporte o no del Condado de Miami-Dade para la construcción del parque. Pero un
nuevo detalle negativo se ha descubierto, el cual afecta al plano deportivo y
es el sistema de drenaje.
Si bien el parque tiene techo corredizo, punto de honor de
los Marlins a la hora de hacer la nueva sede, éste cuenta con un sistema de
drenaje moderno pero no funcional, pues a diferencia de los demás parques de
béisbol profesional, el drenaje lleva el agua desde los jardines hasta el
infield, afectando la consistencia de la tierra del cuadro.
Esto se descubrió antes del segundo juego de la serie ante
los Cascabeles de Arizona el pasado 28 de abril, cuando se tuvo que suspender
la práctica de infield debido a lo pesado que estaba el terreno. Esto motivó el
reclamo del mánager de los reptiles, Kirk Gibson, ante la negativa de Guillén
de autorizar el entrenamiento con el objetivo de evitar una lesión, sin embargo
la protesta no llegó a mayores planos.
Publicado en El Universsal el 7 de mayo de 2012
http://www.eluniversal.com/deportes/beisbol/120507/lento-inicio-en-miami
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