Los "otros" grandeligas II

Miami.-  Cada vez que hay juego en casa para los Marlins de Miami en el clubhouse de visitante se oye una voz venezolana que se encarga de atender a los grandeligas que llegan a enfrentarse a los peces, se trata de Fernando D´Vicente, quien es uno de los cuidacuartos del  Marlins Park.

“Titi”, como los grandeligas venezolanos llaman cariñosamente a D´Vicente se ha convertido por su trato respetuoso, ética de trabajo y responsabilidad, en la mano derecha de los criollos que pasan por el sur de la Florida.

La llegada de este marabino de 36 años a las mayores se produjo en 1995, cuando otro venezolano, Carlos Ledezma, era el jefe de cuidacuartos del equipo visitante en el parque de los Marlins: “lo conocí por medio de un amigo que iba conmigo al bachillerato, le habló de mí y me dio la oportunidad como recogebates hasta 1998, luego pasé a ser Asistente de Clubhouse”, comentó.

D'Vicente es uno de los más queridos por los latinos en Miami

Quizás las labores de los encargados de clubhouse de béisbol profesional sean algunas de las menos conocidas públicamente dentro del mundo de los diamantes. D´Vicente explicó que la jornada comienza muchas horas antes del primer juego de cada serie: “cuando llega el camión con todas las cosas arranca todo, nosotros tenemos que hacerle todo al pelotero, arreglarle su locker, lavarle las cosas, mantener el vestidor impecable, que ellos no tengan que hacer nada más que jugar”.

En un día de semana, cuando los juegos están pautados a las 7:10 de la noche, D´Vicente y sus compañeros llegan a las 11 de la mañana para salir aproximadamente dos horas después de finalizado, fácilmente pasadas las 12 de la medianoche.

“La gente no se imagina lo que hay en este trabajo más allá de los 9 innings, hay muchas cosas… uno tiene que lidiar con los muchachos porque a veces tienen problemas, uno ve eso, no es nada más jugar y vámonos, eso no es así. A veces ellos me dicen cosas, yo los oigo, a los latinos sobre todo, los animo, les digo que esto un trabajo y que hay que echar pa´lante”, explicó.

Precisamente ese vínculo directo con los jugadores le ha permitido lograr una abierta camaradería con ellos, por ejemplo, cuando los Azulejos de Toronto visitaron Miami, D´Vicente se reencontró con Omar Vizquel: “esa vez le traje una foto que tenía en la casa desde el año 97 en la que salimos los dos, yo estaba más gordito, él estaba 15 años más joven y se la quedó”.

 

 

Estar allí le ha permitido observar y evaluar el comportamiento de los equipos de la Liga Nacional, la camaradería, las bromas, o la seriedad durante los juegos, explicó que hay equipos que son más callados: “otros se la pasan jugando, echándose cuentos, hay buena química en equipos pequeños, los Rockies de Colorado es un equipo muy animado, van perdiendo pero siempre tienen buena química… los Piratas de Pittsburgh también tiene un ánimo distinto al resto de los equipos, a diferencia de los Bravos de Atlanta que son más reservados, más callados… cada equipo es distinto”, expresó.

 

También fuera de temporada está vinculado con los grandeligas venezolanos, de hecho, el tovareño Johan Santana lo adoptó para que le ayude con asuntos personales, como atender a sus hijas, llevarlas al colegio, ayudarlo con asuntos de la casa, entre otras cosas. “Este año viajé con Johan a Tovar y ellos se quedaron ahí unos días y yo me fui a Maracaibo. Allí visité a las Águilas del Zulia, mi equipo, entré al clubhouse y es totalmente diferente a los clubhouses de aquí… tengo que darle gracias a Dios por lo que uno tiene aquí, allá hay 8 ó 9 máquinas medio rotas y son muchas horas de trabajo para los chamos del clubhouse, para ellos son 5 ó 6 ó 7 horas de trabajo después del juego”, indicó.

Destacó el apego al trabajo por los jugadores que participan en las ligas profesionales del Caribe, y en especial en la LVBP: “me fui una vez con las Águilas a Barquisimeto y se fueron en autobús, jugadores profesionales que aquí se van en avión y allá se van 6 ó 7 horas en carretera, es bien fuerte jugar pelota allá,  por eso y más hay que darle apoyo a esa gente porque de verdad se lo merecen”.